El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se niega a arrancar.
Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente me acompañó hasta el auto
Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes. - Oh, ese es mi árbol de problemas -, contestó.
- Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez -.
- Lo divertido es - dijo sonriendo - que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior."
domingo, 8 de junio de 2008
mi árbol de problemas
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2 comentarios:
Circula por la red, viajando de web en web y de blog en blog. A mi, como jardinero, me encanta y me relaja, y me recuerda que, siempre, siempre, con la familia y los amigos tengo que transmitir sentimientos positivos, como el bufon del rey,
Buen post.
Pero tengo una objeción: en ocasiones no es facil separar la vida personal de la laboral.
A veces los problemas se van contigo a casa, a los cafés con los amigos, a las reuniones de familia.
En ocasiones esos problemas se meten en la cabeza, y no salen nunca más. Es imposible que no afecten al resto de tu vida.
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