Dos mayores se encuentran después de muchos años sin verse.
¡Amigo!, ¡qué bien te conservas!, parece que para ti no pasan los años. ¿Cómo haces?, dime tu secreto.
No tiene ningún secreto, simplemente no discutir.
¡No será sólo eso!
Pues no.
Cómo haces, para seguir tan enamorada?, le preguntaba una amiga, pareces más joven y radiante que nunca.
No tiene ningún secreto, simplemente confiar el uno en el otro. Nada de reproches, nada de mentiras, ése es nuestro único pacto.
¿Sólo eso?
Sí, él me enseñó a amar, haciéndome volver a ser niña, cuando era vieja y no lo sabía.
¿Y si algún día falta?
Nunca faltará, siempre estará cuando lo necesite, aunque el amor se rompa, en persona, o sonriéndome desde esa estrella que hizo mía.
Y, mirándola, recordaré tantos momentos felices juntos, todos realmente, y sonreiré también.
Y me volveré a enamorar, porque él me enseñó, y así lo querría.
Y seré feliz, inmensamente feliz,
como ya lo soy,
con él.
martes, 18 de noviembre de 2008
El secreto de la eterna juventud
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