miércoles, 12 de agosto de 2009

Test y solución

Ella preguntó a sus amigos cómo saber si estaba enamorada. Ésta fue la respuesta:

Si te descubres pensando el él continua e irremediablemente.
Si te sorprendes buscándolo, involuntariamente, entre la multitud, o su coche, entre el tráfico, e incluso te parece reconocerlo, en tantas como fallidas ocasiones.
Si te paras observando, con sana envidia, cómo se besa y se abraza esa pareja en la calle.
Si sólo te fijas en él en esa foto de grupo, o es el centro de tus miradas en esa reunión masiva.
Si estás buscando un detalle, un obsequio, que quisieras le gustase, sin darte cuenta ni saber si va a ser posible entregárselo jamás.
Si deseas tener una reunión, un cumpleaños, un concierto, como excusa para esa casi cita a ciegas de adolescentes, en la que encontrarte con él.
Y si cuando te encuentras con él, en lugar de aprovechar la deseada ocasión, no dejas de soltar esos comentarios triviales, supuestamente graciosos y suficientes, acompañados de cierta risa nerviosa, de los que luego a solas tanto te arrepientes.

Si te pasa todo eso, y, al acabar el día más cansado o más alegre, sigue revoloteando por tu casa, no lo dudes, estás infectada.

Y que lo sepas, no podrás hacer nada, el propio tiempo te demostrará que ni él posee efectos para eliminar el virus, lo más amortiguarlo, hasta que, con cualquier motivo, vuelva a aparecer con más virulencia, nunca mejor empleado el término.

Sólo podrás buscar solución, dar un paso más, comentándolo con algún amigo, mejor común, dejarte asesorar por quien confíes.

Si no es amigo total, te servirá de bastón, de tu más necesaria que nunca compañía en ferias y saraos, ahora multiplicados, incluso podrá sacar partido de la situación.

Si es amigo de verdad, te dirá “muere lentamente quien evita una pasión”, debes arriesgarte a la derrota y a la humillación, nunca al orgullo o la retirada anticipada.

La decisión final, es única, pero ni fácil ni corta, no lo dudes. Será luchar, y sufrirás, sea cual sea el resultado.

Si es no, sufrirás, llorarás, y pasará.

Si es, enhorabuena, disfrutarás del camino, detendrás el tiempo.

Y al final, al final de todo, también sufrirás.

Pero siempre, siempre, habrá merecido la pena. No sólo por no caer en la maldición de los que nunca supieron lo que es arriesgar y ganar, y entregarse, porque, aunque pierdas, siempre ganas. Es la victoria del no morir en vida, por no haberlo intentado, porque vivir sin haber vivido es tan patético como el que nunca ha vivido.

Así le decían sus amigos, pero, realmente, nadie sabe nada del amor, y el que más habla de él, menos sabe.

Por eso yo lo reproduzco aquí.
(Por cierto, en una noche estrellada en la que, creo, rstoy solo e infectado, pero no me siento solo).

7 comentarios:

RequetePa dijo...

Guelcom bac!
Gran vuelta que ha visto la luz antes de lo esperado, no?
Me sigue gustando que haya vida por aqui!

Liliana Lucki dijo...

Por la vida !!!

No caer,seguir,hacer y sentir que se vive.

Compartirlo,lo hace mas fácil.

Te saludo desde Argentina.

Motor Psico dijo...

un beso grande (:
exitos para vos
lindo blog.

Anónimo dijo...

Estás hecho un filósofo del amor y me ha encantado tu exposición sobre el amor. Yo estoy enamorada y cierto...se sufre un huevo.
Un abrazo

FAIL dijo...

Me gustó tu blog y soy de las que se arriesgan. Sabias palabras las tuyas.

Saludos desde el otro lado.

MIGUEL DÍAZ dijo...

Esta es mi definición de "estar enamorado" (efectivamente, soy un insensato...)
No puedo definirla de otra manera… Tras su sonrisa demoledora, por momentos incluso apabullante, subyace una dulzura que te obliga a reconsiderar si quisieras encontrarte siempre bajo el influjo de su mirada o, casi mejor, no recordar siquiera en dónde estás y dejarte transportar por la suavidad de su tono de voz, sintiendo cómo te toca con esos ojos de color indescriptible.
En ella conviven un conjunto de dualidades que te hacen vivir una continua montaña rusa emocional, mordisqueando tus tobillos con la duda permanente de con cuál de ellas quedarte: ¿será la fragilidad-fortaleza que tanto me atrae o la inocencia-picardía que tanto me desconcierta?
En todo caso, creo que no renunciaría a ninguna de sus maravillosas características, pues he constatado que el conjunto resultante alcanza unos niveles de seducción y atracción de los que ni ella misma es consciente. Simplemente se trata de perderse en el recorrido del deseo; de ese deseo de ser mirado por sus ojos, de ser inundado por la luz cuando se ríe, de poder identificar su presencia con el mero atisbo de su olor… En definitiva, el deseo de poder cerrar los ojos y averiguar, anclado todavía a este mundo, a qué saben sus labios.

lolillo dijo...

Joé! Ourensan@ que difíciles sois las trinidades, conozco otra (o por lo menos, he oído de otra) y lo mismo que tú. Picha, que no hay modo de ponerse en contacto contigo.
He tenido que recurrir a esta casa común que es "LO QUE SIEMPRE QUISE DECIR Y NUNCA ME DEJARON!", para darte la bienvenida a mi blog.

Un saludo desde Jerez.