Roma, año 1.
Muere San Mateo, sube al cielo, llama a la puerta -como sabéis, de aquéllas no había timbre-, se oye a San Pedro, gritando mientras se acerca con las llaves, "¿quién es?".
"Soy San Mateo". Se abren los cerrojos, se abre la puerta, "Pasa Mateo, bienvenido".
En la misma semana muere San Marcos, ya sabéis, estos romanos estaban locos. Sube al cielo, llama a la puerta -seguían sin timbre-, se oye a San Pedro, gritando mientras se acerca con las llaves, "¿quién es?".
"Soy San Marcos". Se abren los cerrojos, se abre la puerta, "Pasa Marcos, bienvenido".
Unos días después, le toca a San Lucas, menuda carnicería estos romanos. Sube al cielo, llama a la puerta -con los nudillos, sí-, se oye a San Pedro, ya sin gritar, con un tono cansino, de operadora de Call Center, mientras se acerca con las llaves, "¿quién es?".
"Soy San Lucas". Se abren los cerrojos, se abre la puerta, "Pasa Lucas, menudas horas, pero bienvenido".
A los dos días, se repite la llamada a la puerta del cielo, con los nudillos, claro. "¿Quién es?", grita San Pedro.
"Soy San Miguel".
"Pues deja dos cajas"
Lo dicho: San Miguel, donde va, triunfa.
lunes, 29 de septiembre de 2008
29 de septiembre, San Miguel
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1 comentario:
Felicidades a los Migueles del mundo!!! que santeeis moitos maix.
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